Mi valentía fue pararme delante tuyo y decirte que soy un desastre
Que la mayoría de los días lloro sin motivo
Que ordeno afuera para no reconocer que adentro tengo un quilombo tremendo
Que cuando vos apareciste, abriste una puerta que estaba blindada y la hiciste cenizas
Que no me acuerdo como era yo antes de vos pero que ahora no sé ni como soy desde que no estás
Tu valentía fue decir que no era lo que querías para tu vida
Que muchas gracias, pero de mi quilombo no querías ser parte
Que todo muy lindo pero la tormenta impetuosa que son mis sentimientos te resultaba demasiado complicada
Que preferías la calma al vendaval
Mi cobardía ahora es no poder decirte que te extraño todos los días
Que sos el primero y el último de mis pensamientos, y todos los del medio
Que tengo un impulso irrefrenable de ir a golpearte la puerta y decirte que acá estoy
Que después de la tormenta llegó la calma
Que ahora ya no corro
Que pienso antes de actuar
Pero no puedo
Tengo los pies clavados al suelo
No puedo ni moverme
Trato de avanzar y tengo las piernas anestesiadas
Me voy a quedar un rato más acá, quizá te equivocas y venís a buscarme.